La lengua

Hablar es como construir un templo. En este tiempo en que los dioses no son la imagen de las tormentas ni del sol que ayuda a orecer el trigo, ni tampoco los que guardan las casas de los reveses económicos, los templos han dejado de edificarse, aunque no haya dejado de llover y sigamos comiendo pan de trigo.

De los templos antiguos han desaparecido 'los muros que los sustentaban, los altares y hasta el olor a incienso y perfumes que fabricaban en oriente. Nos queda, eso sí. un bosque de columnas que los ornaban, pero visitándolas parece que atravesamos un bosque quemado por un rayo, el rayo de los siglos y la indiferencia.